13/10/23

En Girona, mi ciudad, un ladrón de bicicletas fue pillado con las manos en la masa, o sea en el manillar, por la policía. El caco huía montado en la bici que acababa de robar, y –según se publicó en la prensa– los agentes sospecharon de él porque iba en ropa de calle. A quién se le ocurre. Cualquier manual de latrocinio enseña que, para robar bicicletas y no despertar sospechas hoy en día, uno debe vestir culote, 'maillot' y zapatillas profesionales, cuanto más caros mejor, y llevar consigo bidones con bebida isotónica, casco y un reloj que indique las pulsaciones y la distancia recorrida... Ir en bicicleta vestido de calle es como trasegar un jamón ibérico vestido con chilaba, uno está proclamando a gritos su condición de ladrón

 "Los ladrones no se preparan como antes, la desidia a la hora de ejercer cualquier profesión llega ya a la delincuencia, nadie se acuerda de Jordi Pujol y su "la feina ben feta no té fronteres", si bien él se refería a la frontera andorrana. Hace pocos días en Girona, mi ciudad, un ladrón de bicicletas fue pillado con las manos en la masa, o sea en el manillar, por la policía. El caco huía montado en la bici que acababa de robar, y  –según se publicó en la prensa– los agentes sospecharon de él porque iba en ropa de calle.

A quién se le ocurre. Cualquier manual de latrocinio enseña que, para robar bicicletas y no despertar sospechas hoy en día, uno debe vestir culote, 'maillot' y zapatillas profesionales, cuanto más caros mejor, y llevar consigo bidones con bebida isotónica, casco y un reloj que indique las pulsaciones y la distancia recorrida. Es decir, uno debe disfrazarse de ciclista profesional, como hace todo el mundo al día siguiente de comprarse la bicicleta que ronda los 2.000 euros. Ir en bicicleta vestido de calle es como trasegar un jamón ibérico vestido con chilaba, uno está proclamando a gritos su condición de ladrón.

Olviden al ladrón de bicicletas de Vittorio de Sica, ese era un pelagatos y aquellos eran otros tiempos. Hoy, además de vestir de colorines como los ciclistas urbanos, el buen ladrón debe procurar no detenerse en ningún semáforo en rojo ni señal de stop, pedalear a todo trapo por las zonas peatonales y, en las escasas ocasiones en que circule por la calzada, hacerlo siempre en dirección prohibida. Por supuesto, no usar jamás ningún carril bici de los que tanto dinero y atascos nos cuestan. Solo así podrá burlar a los agentes del orden, que lo tomarán por un auténtico ciclista. Un ciclista siguiendo una sola norma de circulación es un elemento sospechoso al que hay que identificar, eso lo enseñan en el primer curso de la escuela de policía.

–Charlie Bravo, acabo de ver a un ciclista cediendo el paso a los peatones en un paso de cebra.

–A por él. ¡Que no escape ese chorizo!

El ladrón de bicicletas es el depredador natural del turista con bicicleta, especie invasora que se ha convertido ya en una plaga, por lo menos en Girona. No solo hay que protegerlo, sino que hay que adiestrarlo para que cumpla su función predadora en el ciclo natural.

Otra cosa es el objeto del robo, ahí debemos ser comprensivos. ¿Qué va a robar nadie en Girona, como no sea una bicicleta? En los buenos tiempos, uno podía robar joyerías, bancos, carteras o el monedero a una abuelita. Si hoy se roban bicicletas es porque no hay otra opción, es lo único que hay en las calles, ya les gustaría a los cacos diversificar un poco.

No sé cómo será en otros lugares, pero en el centro de Girona uno solo ve ciclistas, tiendas para ciclistas y bares para ciclistas, estos últimos se distinguen de los demás por los precios. Donde antes había una tasca de barrio, hoy aparece un bar para ciclistas, con sus mejunjes, sus infusiones, sus proteínas y su leche sin lactosa.

Temo ir cualquier día al bar Cuéllar y encontrarlo convertido en un ciclobar –o como se llamen–, con los parroquianos tomando poleo de jengibre en lugar de quintos. Ya una vez intentaron comprarlo unos chinos, pero tuvieron la mala suerte de hacerle la oferta al dueño, Antonio Cuéllar, la respuesta del cual les convenció para echar a correr y no parar hasta la Gran Muralla. Espero la misma firmeza cuando se produzca una OPA ciclista."             (Albert Soler , El Periódico, 30/06/23)

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