11/4/23

Me parece excesiva la condena a la presidenta de Junts y expresidenta del Parlamento catalán, Laura Borràs, a pasar cuatro años en la cárcel... pienso en las otras prisioneras, las que tendrán que convivir con Borràs en la cárcel y me parece que esto pueda infligirles un excesivo castigo suplementario... Compartir con una persona desbordada y excesiva como Borràs un mundo pequeño, que se reduce a celda, corredores, comedor y patio es demasiado duro... Pienso que en castigo a sus delitos se la podría condenar a ser declarada hija adoptiva de Ana Obregón. Un castigo sin duda severo, pero, en fin... Cuatro años de convivencia de Ana y Laura allí les daría a las dos una buena lección de vida... además, si recuerdan, en la serie 'Ana y los siete', Ana enviaba un mensaje (quiero siete hijos)... Uno acaba de comprarlo en Miami. El segundo sería Laura. Con ella podría ir su fiel escudero Dalmases, pues siempre va tras sus pasos. Como cuarta hija podría ir Clara Ponsatí, que está muy desafiante y enfadosa. Como quinto hijo adoptivo, apuesto por el abogado Gonzalo Boye. Como sexto hijo, Ferran Mascarell... y como séptimo hijo adoptivo, que elija la misma Ana entre Lluís Llach y el futbolista Piqué. No es que hayan cometido ningún delito punible, pero es que no me caen muy bien (Ignacio Vidal-Folch)

 "Como a los mismos jueces del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, a mí también me parece excesiva la condena a la presidenta de Junts y expresidenta del Parlamento catalán, Laura Borràs, a pasar cuatro años en la cárcel. No es sólo que la idea de la cárcel me repugna como cosa prácticamente inhumana, además de que el mantenimiento de la población reclusa impone un fuerte gasto económico al Estado. Por ambos motivos, más de una vez he postulado la creación de castigos alternativos para delitos en los que no haya habido derramamiento de sangre. 

Por ejemplo, unos trabajos forzados durante algunas horas del día, realizando tareas beneficiosas para la sociedad, con encierro domiciliario durante la noche.

Pero además pienso en las otras prisioneras, las que tendrán que convivir con Borràs en la cárcel y me parece que esto pueda infligirles un excesivo castigo suplementario. “El infierno son los demás” (Sartre). Compartir con los demás un mundo pequeño, que se reduce a celda, corredores, comedor y patio es demasiado duro. Y más con una persona desbordada y excesiva como Borràs, que no tiende a pasar desapercibida, a la presencia discreta y tenue, sino más bien a lo contrario.

 Pienso que en castigo a sus delitos se la podría condenar a ser declarada hija adoptiva de Ana Obregón. Un castigo sin duda severo, pero, en fin, no implica la cautividad en una sórdida prisión. Ana tiene una casa en La Moraleja, con espacioso jardín con piscina. Una mansión donde trabaja una cocinera exquisita. Cuatro años de convivencia de Ana y Laura allí les daría a las dos una buena lección de vida.

Esta actriz está un poco desequilibrada y tiene un furor materno que no creo que se calme con la compra de un bebé en Miami. ¿Sólo uno? Recuérdese su gran papel protagonista en Ana y los siete, una serie de televisión en la que se la veía muy contenta representando a la baby sitter de los siete hijos de un viudo. Está claro que ahí enviaba ella un mensaje de náufrago, un mensaje en una botella. Hay que conseguirle a Ana siete hijos adoptivos que la colmen de plenitud y felicidad.

 Uno acaba de comprarlo en Miami. El segundo sería Laura. Con ella podría ir su fiel escudero Dalmases, pues siempre va tras sus pasos. Como cuarta hija podría ir Clara Ponsatí, que está muy desafiante y enfadosa y hay que sacarla de la circulación cuanto antes. Como quinto hijo adoptivo, apuesto por el abogado Gonzalo Boye, al que la justicia le busca las cosquillas por sus asuntos con Sito Miñanco. Como sexto hijo, Ferran Mascarell, que merece ese castigo por, entre otras cosas, haber colocado a Laura Borràs en la institución donde esta ha realizado sus “trapis”. Como séptimo hijo adoptivo, que elija la misma Ana entre Lluís Llach y el futbolista Piqué. No es que hayan cometido ningún delito punible, pero es que no me caen muy bien."                   (Ignacio Vidal-Folch , Crónica global, 31/03/23)

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