6/10/21

Cuando bajas del tren en Atocha, te das cuenta de la desgracia que tienen en Madrid, con la gente riendo, saliendo a pasear, tomando cañas, disfrutando de su ciudad, en fin, que no tienen la suerte de los catalanes, que estamos siempre pensando en algún nuevo agravio, real o inventado, eso da igual, al que nos somete el Estado

 "Pasar un fin de semana en Madrid sirve para lamentar los pobres madrileños, que ni están oprimidos ni nada. 

Un sale de Cataluña, llega en tres horas en Madrid, y cuando baja del tren en Atocha, se da cuenta de la desgracia que tienen en Madrid, con la gente riendo, saliendo a pasear, tomando cañas, disfrutando de su ciudad, en fin, que no tienen la suerte de los catalanes, que estamos siempre pensando en algún nuevo agravio, real o inventado, eso da igual, al que nos somete el Estado. 

Los catalanes suelen recogerse temprano a casa porque TV3 les informe de cómo viven de oprimidos, vale la pena gastarse millones en una televisión autonómica sólo para que recuerde a los ciudadanos como de miserables son, que, si no, capaz sería algún ser feliz, aunque fuera un rato. Me refiero a los catalanes auténticos, por supuesto, que ya es sabido que no faltan en esta tierra botiflers y renegados que prefieren salir a tomar unas cañas que quedarse en casa hostigando por la suerte de sus líderes, de su región o de algún huido de la justicia, de la ley.

 Qué vida más perra la de los madrileños, que, sin políticos encarcelados por los que llorar y sin colonos para insultar, deben ocupar sus horas a disfrutar de la familia, los amigos, los amantes o simplemente de la vida. Los vi, los vi hacerlo, ya punto estuve de preguntarles si no sienten envidia de los oprimidos catalanes, y no para que estos suelan poseer segunda residencia y ningún problema económico -esto son temas materiales que no importen- sino por placer casi místico de revolcarse en la propia desgracia, aunque sea imaginaria. 

Estoy seguro de que la mayoría de madrileños cambiarían sin dudar la vida que llevan para salir una vez al año a berrear lo que les dicen que tienen que bramó y vestir la camiseta que los mandan vestir. Los catalanes oprimidos tienen la inmensa suerte de no tener que preocuparse de nada, y de lo que menos, de pensar, porque para eso están los líderes lacistas.(...)"             (Albert Soler, Diari de Girona, 14/09/21)

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