"(...) Pues bien, esta mañana, el comentarista deportivo de Onda Cero, ha empezado su breve comentario diciendo: “parece que a Julen Lopetegui le haya caído una maldición gitana”.
No me sobresalté porque, aunque no entiendo ni una palabra de futbol,
sí se que el señor Lopetegui es el entrenador del Real Madrid y que
desde el domingo pasado, como consecuencia de la paliza que el Barcelona
le ha dado al equipo de la capital de España, todos los informativos,
de radio y televisión han abierto sus emisiones poniendo de manifiesto
que este técnico tenía los días contados en el club madrileño.
Es evidente que mi interés al redactar estas líneas no
lo es por lo que le pueda pasar, en el terreno puramente deportivo, al
señor Lopetegui, sino por las consecuencias que le ha comportado su mala
gestión al frente del equipo de futbol más famoso del mundo. Y se muy
bien que es el más famoso del planeta porque me he informado en
internet.
De la misma forma que me he enterado de que Florentino Pérez
es el culpable de su desgracia desde el momento en que lo arrancó de la
selección española en Rusia dejando tirados a nuestros jugadores por tal
de ser la figura más importante del poderosísimo club. Y eso, señores,
desde mi supina ignorancia, no se puede hacer.
Por razones de gratitud y de nostalgia por los años en
que representé a los almerienses en el Congreso de los Diputados yo
prefiero que gane el Almería, aunque me gusta más que gane el Puerto
Real C.F. a cuyo campo nos llevaban a ver los partidos los salesianos de
la Escuela de Las Canteras donde me eduqué.
Pero debo confesar que en
verdad yo iba al campo de futbol, interesado más por ver a Teresita, una
preciosa jovencita de largas trenzas negras que a mis quince años había
despertado en mi interior la oxitocina de la que más tarde supe que era
la hormona del amor. Pero aquello terminó en nada porque Teresita, al
final, prefirió a un joven y esbelto carpintero que ofrecía mejores
posibilidades que el gitanillo pobre y humilde que no tenía ni donde
caerse muerto.
La maldición gitana que el comentarista deportivo
atribuye a Lopetegui se la buscó él solito. Yo no he maldecido jamás a
nadie, es más, ni siquiera sé como se hace, pero mi abuela María sí que
sabía hacerlo y según tengo entendido sus augurios no caían en saco
roto.
Yo la recuerdo con cariño cuando ella, muy conocida en toda la
provincia de Cádiz, era solicitada para ejercer su papel de celebrante
de las bodas gitanas, y cuando leía en la palma de la mano el futuro,
casi siempre preñado de buenos momentos, de quienes querían adelantarse a
los acontecimientos.
Sin embargo, ahora que caigo, recuerdo que yo viví
intensamente la jornada en que la selección española ganó el mundial en
el año 2010 en Sudáfrica. Paloma, mi mujer, llevaba años dándome la lata
diciendo que ella quería visitar Cuba antes de que muriera Fidel
Castro. Y aquel año nos fuimos a Cuba acompañados de tres de mis hijos
menores. Y en el bar del hotel vimos por televisión el golazo con que
Andrés Iniesta nos dio la victoria.
¿Se imaginan ustedes que hubiésemos
perdido el partido porque el entrenador de entonces, el gran Vicente del
Bosque, hubiese dejado deprimidos y en la estacada a sus jugadores? No
se si el comentarista deportivo de esta mañana cree o no en la eficacia
de las maldiciones. Por su comentario parece ser que sí. Aunque quien
tiene más motivos para creer es Julen Lopetegui. (...)
Las maldiciones gitanas existen
Claro que existen. De la misma forma que las creencias
populares juegan un papel importante en todos los pueblos. Las
leyendas, los mitos y las supersticiones forman parte de los
acontecimientos que conforman la historia de casi todas las culturas. Y
eso ha sido así desde siempre. Los romanos maldecían con frecuencia a
sus adversarios y los griegos tenían unos sacerdotes llamados areteos cuya misión principal era la de maldecir.
Durante la Inquisición muchas personas fueron
condenadas a la hoguera por mantener relaciones con el demonio. Y los
inquisidores mataron a muchas gitanas acusándolas de ser interlocutoras
de poderes sobrenaturales que luego ellas utilizaban para adivinar el
futuro o para dañar a sus enemigos.
Hay una película que recomiendo y que describe muy
bien las consecuencias que una maldición gitana puede tener sobre quien
nos hace daño impunemente.
Se trata de “Stephen King’s Thinner –
Maleficio”. Año 1996 y su director es Tom Holland. Esta es la sinopsis:
Billy es un abogado obeso que no muestra demasiados escrúpulos a la hora
de aceptar clientes. Un día, mientras vuelve en coche de una fiesta
acompañado de su mujer, atropella a una anciana gitana.
Ésta muere y el
abogado es absuelto en el juicio gracias a sus influencias. Todo parece
resuelto para él, pero no sabe que pronto su vida se convertirá en una
pesadilla, cuando caiga una terrible maldición gitana sobre él y
aquellos que lo ayudaron.
Ojo, pues, racistas. Que esto puede ser un aviso a navegantes."
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