"(...) La catástrofe que estamos contemplando estos últimos días (un virus
mortal desatado por la imprudencia criminal de un gobierno que encima
culpa a una de las enfermeras a la que no supo formar ni proteger) forma
una ensalada de estulticia y desfachatez tan enorme que pareciera obra
del mismísimo José Luis Torrente, sólo que Segura no se ha atrevido, ni
mucho menos, a tirar tan alto.
Esta vez el gordinflón es sólo un
lamentable outsider que quiere atracar un casino, un golpe
ridículo cuando se piensa que hoy día los auténticos Torrentes están
manejando sobres millonarios, hundiendo bancos públicos, estafando a los
pobres e importando el virus del ébola a la capital por el módico
precio de un millón y pico de euros. He ahí la falla, el gran fraude de
Torrente como saga y como personaje.
Porque, en la triste realidad de
España, este mamarracho facha, infame e insolente nunca sería un
perdedor sino todo lo contrario: un banquero, un consejero, un político,
un ministro. Torrente también le habría echado la culpa a la enfermera.
Y, desde luego, tampoco sería del Atleti, diga lo que diga Mijangos. (...)" (David Torres, Cuarto Poder, 12/10/2014)
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