"Portadas de los diarios de Madrid y de Barcelona:
Abc: Rajoy en el Senado: "Pido perdón a todos los españoles"
El Mundo: Rajoy pide perdón tras la presión de líderes del PP
El País: Granados y su socio sumaron 5,8 millones en tres cuentas en Suiza. Fotografía para Rajoy: "Pido disculpas en nombre del PP"
La Razón: Rajoy: "Pido disculpas por la corrupción"
Ara: "El 'Govern' confía en que el TC no podrá parar el 9-N". Fotografía para Rajoy: "Pido disculpas a los españoles"
El Periódico: Un tercio de votantes participaría en el 9-N. Fotografía para Laporta lanzando unos papeles al aire.
El Punt-Avui: Rajoy admite la corrupción en el PP
La Vanguardia: La red corrupta de Madrid se lucraba con los recortes. Fotografía para Rajoy: "Pido disculpas"
(...) "viendo la escandalera desatada por su Fiscalía contra su partido y que
en la última encuesta del CIS, por lo que dicen, Podemos ya ha superado
al PSOE y se acerca al PP, lo normal sería que Rajoy estuviera
padeciendo no una agonía común y corriente sino el delirium tremens de
Edgar Allan Poe.(...)
La última sacudida de la corrupción es de tal calibre que en vez de
una réplica del terremoto nacional parece el principio del fin del
sistema. El "fracking" judicial, la exhibición pública de las tarjetas
negras, los quebrantos de las cajas, los negocios de los Pujol, los
desmanes de Granados... Todo aboca a un cataclismo político.
En esa
enorme grieta encaja el proceso sececionista los días que los jueces
reducen las montañas de papeles sobre los Eres andaluces, Bárcenas y los
cartagineses. Madrid es un hervidero y en la M-30, que es el pasillo
del hemiciclo congresual, corre la especie de la gran vendeta, una
auditoria interna del PP de Rajoy, que levanta alfombras aún a costa de
encontrarse con sus propios fantasmas.
Los días que los magistrados dedican a los asuntos propios de
Cataluña, el proceso tiembla como un "castell" con resaca colectiva. No
sólo son los Pujol. La irrupción del juez Santiago Pedraz ha extendido
el miedo por los barrios altos de Barcelona. No se recordaba algo igual
desde los tiempos de Pascual Estivill.
Detenidos esposados y esposas de
detenidos. Nadie está a salvo mientras el alcalde de Barcelona, Xavier
Trias, brama que jamás ha tenido cuentas en Suiza ni en Andorra. ¿Y en
Liechtenstein?, se le pregunta. Tal es del descrédito de la clase
política. (...)
El presidente ha pasado así en un par de días de hablar de «unos pocos»
casos de corrupción dispersos en la inmensidad del partido a tener que
pedir perdón personalmente a la ciudadanía.
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