Francisco Nicolás Gómez Iglesias y el exministro de Agricultura Arias Cañete
"Francisco Nicolás Gómez Iglesias siempre quiso ser famoso (...)
En FAES arrancó precisamente su presunta carrera delictiva.
“Lo conocí cuando él sólo tenía 15 años”, asegura una persona que
también estuvo vinculada a esa institución. “El primer día llegó
acompañado de su madre. Aseguró que su hijo tenía mucho interés por la
política y que estaba interesado en recibir formación”, recuerda esta
persona.
Frankie sólo necesitó unos meses para montar un seminario de jóvenes conservadores y pidió que José María Aznar
fuera uno de los primeros ponentes. De aquella sesión con el
expresidente del Gobierno salió una de las fotos que preside su perfil
de Facebook. El joven impostor sentado en una mesa con Aznar.
Junto a José María Lassalle (sec. de Estado de Cultura), Pedro
Argüelles (sec. de Estado de Defensa), Francisco Martínez (jefe de
Estado de Seguridad) y Salvador Victoria (consejero de la Comunidad de
Madrid)
En FAES y Nuevas Generaciones
comenzó a tejer un primer círculo de contactos. “Era una persona muy
extraña. En una ocasión me prometió, sin que yo le dijera absolutamente
nada, que me iba a conseguir un puesto en el Consejo de Administración
de una empresa importante”, asegura un chico que también coincidió con
él en las juventudes del Partido Popular y que prefiere permanecer en el
anonimato.
“Hacía lo mismo con todo el mundo. A un amigo le ofreció un
contrato de 80.000 euros al año en una gran constructora. Luego todo eso quedaba en nada, pero quería aparentar.
Estabas hablando con él y cortaba la conversación para decirte que un
ministro le estaba llamando por teléfono.
Recuerdo una vez que me dijo
que había desayunado con el presidente de Extremadura, José Antonio Monago,
porque estaba de visita en Madrid. Y siempre que podía sacaba que su
padre tenía muchos negocios y era una persona importante. Yo no me creía
absolutamente nada, pero parece que algunas personas sí que picaron”,
apunta este joven.
Quienes lo trataron aseguran
que era una persona resuelta, con más desparpajo del que suele tener un
chico que acaba de abandonar la adolescencia. Utilizaba esa soltura
para dejarse caer por desayunos informativos, foros empresariales,
celebraciones oficiales y actos del PP. Asistía a todos los eventos del
partido. Tanto que llegó a convertirse en un rostro familiar.
“Saludaba a todo el mundo, se acercaba a hablar con la gente y los
trataba como si les conociera de toda la vida”, asegura otra persona que
también participaba en ese tipo de actos. “Se ponía a hablar contigo
con tanta seguridad que al final pensabas que realmente era un antiguo
alumno o un conocido y, claro, le seguías la corriente”.
Su
ambición iba más allá de colarse en ese tipo de actos. Como realmente
disfrutaba era sentándose en las mesas presidenciales o en las primeras
filas de los eventos. En una ocasión compartió mantel con el exministro
de Agricultura y actual comisario europeo de Energía, Miguel Arias Cañete. Otra vez codirigió una charla con el presidente de OHL, Juan Miguel Villar Mir.
También era frecuente verlo en el antepalco del Santiago Bernabéu. Una vez allí, se comportaba como si fuera la reencarnación de John F. Kennedy. Traje oscuro, camisa azul de gemelos, corbata a juego y el pelo bien engominado. Frankie era uno más entre los que más tienen.
Rentabilizaba esas citas tomándose fotos con el mayor número posible de famosos (vea el álbum completo). En otra instantánea colgada en su perfil de Facebook aparece en compañía de José Ricardo Martínez, exdirigente de UGT recientemente expulsado del sindicato por las tarjetas de Caja Madrid; el secretario general de UGT, Cándido Méndez; el presidente de CEOE, Juan Rosell, y el presidente de la patronal madrileña, Arturo Fernández, también implicado en el caso de las tarjetas.
A Frankie
le apasionaba retratarse con rostros conocidos y le daba igual aparecer
con los agentes sociales o con deportistas. Por ejemplo, también tiene
fotos con Falcao y con Di Stéfano.
Hasta aquí todo habría quedado en un simple delirio de grandeza. Pero la Policía detectó que Frankie
había cruzado esa línea y había transformado sus fantasías en una forma
de vida. Según se desprende de la investigación, el joven estudiante de
CUNEF habría utilizado las fotos con famosos y otro atrezzo,
como coches alquilados de alta gama, para dar la impresión de que tenía
amistades en las más altas esferas de la Administración y el Gobierno.
Con esa tarjeta de visita, abordó a particulares e inversores para
prometerles suculentas operaciones financieras o inmobiliarias.
Aseguraba que serían un éxito gracias a sus excelentes relaciones
personales.
En un joven de 20 años, esa historia chirría más que el motor de una Rieju de los 70, pero algunas víctimas mordieron el anzuelo. La Policía le acusa de estafar 25.000 euros mediante la venta de falsos informes del CNI.
En el registro de su vivienda encontraron otros supuestos documentos
oficiales que igualmente habían sido fabricados por él.
En algunos
papeles había reproducido la firma del subsecretario de Presidencia,
Jaime Pérez Renovales. Además, los agentes se incautaron de placas
falsas de la Guardia Civil y la Policía Municipal de Madrid, y de
distintivos de luces como los que emplean los vehículos camuflados de
las Fuerzas de Seguridad en situaciones de emergencia.
Antes de
pasar por los calabozos de comisaría, tuvo tiempo de divertirse. El 19
de junio, se coló en la recepción que organizaron los reyes Felipe VI y Letizia
en el Palacio Real tras el acto de coronación del Congreso.
Frankie
aprovechó esa oportunidad para retratarse en todos los rincones del
Palacio. También se tomó una foto inclinándose ante los monarcas. No
cabía más felicidad en su cara. Había franqueado todos los controles y
ya era un miembro más de la Corte.
Dos meses después llevó sus fabulaciones a una dimensión difícilmente
superable. La Policía Local de Ribadeo (Lugo) recibió una llamada para
pedirles que montasen un despliegue policial para el día 14 de agosto
porque el Rey –nadie dejó claro si Felipe VI o Juan Carlos I– iba a
mantener un almuerzo privado con un empresario de la zona en un
restaurante del puerto. “Llamó una persona que se hizo pasar por un nexo
entre Casa Real y el Gobierno”, relató ayer el alcalde ribadense, Fernando Suárez, a El Confidencial.
Llegado
el día de autos, en el muelle del pueblo, junto al restaurante San
Miguel, en el que habían quedado el monarca y el financiero, se llegaron
a amontonar “cuatro coches oficiales con unos ocho escoltas, con
sirenas incluidas”, narra el alcalde. Pero nadie le decía quién era “esa
personalidad tan importante que iba” a llegar al pueblo. Los medios de
comunicación locales esperaban a las puertas del establecimiento para
inmortalizar la instantánea del monarca, o de la Reina, o de alguna
Infanta. Sin embargo, no llegó ninguna alta institución reconocible.
“Al no recibir ninguna llamada, me acerqué yo mismo al restaurante
para ver quién estaba ahí”. La única personalidad que se encontró el
alcalde fue el presidente de Alsa, Jorge Cosmen, que
había sido invitado a comer con el Rey. El otro comensal era Francisco
Nicolás, el verdadero artífice de todo el engaño, que grabó su llegada
triunfal al restaurante como puede verse en el vídeo que encabeza esta
información.
“Me dijo que era militante del PP. El enlace entre Casa Real y el Gobierno.
Que lo sentía mucho, pero que al final el Rey no había podido venir por
un tema de máxima urgencia”. En esos cinco minutos que el alcalde
dedicó a dar la bienvenida a esas dos personas, Frankie se ausentó un segundo para atender “una llamada de la vicepresidenta del Gobierno”, recuerda ahora entre risas el alcalde.
Varios
medios de comunicación se hicieron eco del dispositivo de seguridad,
que llegó a acordonar el pueblo para la falsa visita. “El propio Gómez
Iglesias llamó a los periódicos para que eliminaran esa noticia”, relata
Suárez. “Decía que iba a hacerle mucho daño y que le podían despedir”.
Pero lo cierto es que su trabajo imaginario siguió como si nada. Hace
sólo 10 días llamó por teléfono al dirigente de un nuevo partido de
ámbito nacional para pedirle una reunión.
El político sólo lo conocía de
vista, pero Frankie le aseguró que toda su familia había
votado a su formación en las pasadas elecciones europeas y que tenía
mucho interés en cerrar una cita con él. Será difícil que ese encuentro
llegue a producirse. La secretaria de Frankie ha tenido que bloquear su agenda para que pueda reunirse con su abogado." (José María Olmo, Ana I. Gracia
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