26/2/10

Firmar la Ley del Aborto no dejará al rey sin comunión... pero a los políticos sí... que es lo coherente...



"¿Debe comulgar el rey, católico practicante, si rubrica con su firma la reforma de la Ley del Aborto? ¿Habría algún obispo que le negara la comunión? ¿Qué diferencia su actuación de la de los políticos católicos, que tendrán prohibido el acceso a la eucaristía? La Conferencia Episcopal eludió ayer hasta en siete ocasiones resolver estos interrogantes, limitándose a decir que el rey está en una "situación única", que al parecer no le privará de seguir recibiendo la hostia. (...)

"Una cosa es lo que haga Su Majestad el Rey, que es un caso único
, y otra cosa es lo que haga un político con su voto, que tiene consideraciones diversas", precisó Camino, que sin embargo no cerró del todo la polémica, pues no negó que la actuación del monarca "tiene una consideración moral", aunque no reveló cuál.

"No es necesaria una exhortación al rey", zanjó. Después, se negó en redondo a volver sobre el tema, incluso cuando se le recordó el precedente del Rey Balduino de Bélgica, que en 1990 abdicó durante tres días para no tener que firmar la ley del aborto en su país. (...)

Camino recordó que, a diferencia del rey, los políticos católicos que hayan votado la ley, en el Congreso o en el Senado, se han puesto "a sí mismos" fuera de la comunión.

"Están claras cuáles son las consecuencias para un político católico, pertenezca a la adscripción que pertenezca", apuntó Camino, quien añadió que "los sacerdotes saben bien lo que tienen que hacer".

En cambio, el portavoz episcopal no quiso responder a la pregunta de si él negaría la comunión, por ejemplo, al presidente del Congreso, José Bono. Camino aumentó en noviembre la presión sobre los legisladores, al asegurar que todo político católico que votara a favor de la norma incurriría en "pecado público", con lo que "no podría acceder a la comunión".

La petición de que el rey se quedara sin comunión en caso de sancionar la ley, como adelantó Público, se formuló desde sectores ultracatólicos a través de una campaña de recogida de firmas que no cuenta con el respaldo de la Conferencia Episcopal y tras un mes de ponerse en marcha apenas supera las 50.000 firmas." (Público, 26/02/2010)

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