11/1/17

Dos indigentes se pelean por la independencia... el prusés ya tiene su primer muerto. Cousas veredes...

 "En principio, ni la unidad de España ni la independencia de Cataluña son temas que deberían preocupar a un indigente, cuyas prioridades suelen ser cómo hacerse con el siguiente trago o qué cajero automático ocupar para pasar la noche.

 Y, sin embargo, el pasado miércoles, en Barcelona, un sin techo apuñaló a otro hasta la muerte por un quítame allá ese prusés, entregándose luego a las autoridades. La cosa había empezado con una discusión futbolística en un bar y luego se trasladó a la calle, donde tuvieron lugar los navajazos.

La historia es triste y sórdida, sin duda, pero cuenta además con un añadido grotesco: el motivo de la pelea. Más digna --y ajustada a la situación-- me parecería una riña por un cartón de vino peleón o los discutibles favores de otra vagabunda, pero hete aquí que el patriotismo, sentimiento funesto donde los haya, se cuela hasta en la vida de quienes carecen del menor motivo para experimentarlo: si el prusés ha llegado al mundo de la miseria, ya no queda ningún entorno inmune a su peculiar magia.

La tabarra urbi et orbi ha llegado hasta un bar de la calle Sant Pau, afectando al juicio --ya bastante deteriorado por las circunstancias, intuyo-- de dos desheredados de la fortuna, demostrándose así que la patria puede ser el refugio no tan solo de los canallas y de los idiotas, sino también de los que no tienen, literalmente, nada más a lo que agarrarse.

En cualquier caso, el prusés ya tiene su primer muerto. O el segundo, si contamos a aquel infeliz de un pueblo de Cataluña que se precipitó al vacío desde el balcón de su casa, hace un par de años, mientras colgaba la estelada: el hombre pretendía aportar su granito de arena a la revolución de las sonrisas y la palmó de la manera más tonta.

Lo peculiar de la muerte del indigente es que, a diferencia del apacible burgués rural, no hay aquí ningún motivo explicable para el suceso. En su caso, discutir por la patria resulta tan absurdo como hacerlo sobre la política económica del Gobierno central, la situación de la Bolsa o la relevancia social de Steve Jobs.

Ni los más desgraciados de entre nosotros están a salvo del monotema, lo cual puede que llene de gozo a sus voceros, que han conseguido involucrar en sus obsesiones a quienes menos motivos tienen para compartirlas.

No se sabe si el muerto era independentista o constitucionalista. En el primer caso, TV3 habría desperdiciado una buena oportunidad de destacar la innata tendencia a la violencia del español medio, y lo mismo puede decirse de Òmnium y la ANC.

 Tal como está el patio, una reyerta entre borrachos también puede contemplarse como una muestra más de la incompatibilidad entre catalanes y españoles. Es de agradecer que no haya sido así. De momento."              (Ramón De España , Crónica global, 10/01/17)


"La discusión empezó cuando víctima y agresor, dos indigentes que pernoctan en Ciutat Vella, coincidieron en un bar de la calle Sant Pau regentado por pakistaníes. 

Ambos habían ingerido importantes cantidades de alcohol.No se conocían. Los Reyes Magos no hacía mucho que habían terminado su desfile por la ciudad y en las calles del centro apenas quedaban los rezagados comprando los últimos regalos y algún turista despistado. 

El bar estaba a punto de cerrar, la discusión, absurda, subió de tono cuando empezaron a pelearse por el fútbol y acabaron defendiendo uno la independencia de Catalunya y el otro la unidad de España. Uno de ellos una navaja e invitó al otro a seguir la trifulca en la calle.

El dueño del bar intentó interponerse y evitar que el hombre que no iba armado saliera a la calle. Pero las buenas intenciones del pakistaní le costaron un violento empujón que lo derribó al suelo. Ya en la calle, el agresor dio una primera puñalada. Cuando la víctima yacía en el suelo, asestó una segunda que resultó mortal.

Los servicios de emergencias médicas no pudieron hacer nada por la vida del hombre, que murió de madrugada en el hospital Clínic. El agresor huyó en el primero momento, pero no pasó ni una hora cuando se acercó hasta la comisaría de los Mossos d’Esquadra en Nou de la Rambla y confesó ser el autor del crimen. Entregó la navaja. En su ropa aún había restos de sangre de la víctima.

El hombre sabía que no tardarían en localizarle. Viejo conocido de los Mossos y de la Guardia Urbana, el agresor es un español de 57 años, acumula 17 antecedentes policiales por robos con fuerza, robos violentos, hurtos y algún que otro desacato a la autoridad y desórdenes públicos. En las próximas horas pasará a disposición judicial. 

La víctima no tenía antecedentes. Uno de los protagonistas de la pelea había nacido en Madrid y el otro en Cádiz, pero acabaron discutiendo por cuestiones políticas. Con todo, lo más probable es que, dado el estado en que se encontraban, se hubieran enfrentado por cualquier cosa. (...)"            (La Vanguardia, 07/01/17)

No hay comentarios: