“Harían
falta ochocientos nuevos juzgados, cincuenta toneladas más de vergüenza
institucional y otros diez mil jueces para que el Partido Popular
empezara a preocuparse ligeramente por la acción de la Justicia”, según
afirman desde la directiva del Partido Popular.
“Y aún así, hay que
tener en cuenta que la mitad de esos nuevos magistrados serían del Opus,
o por lo menos lo serían sus esposas”, ha puntualizado el propio
presidente.
Mariano
Rajoy ha querido así tranquilizar a la Banca, a la Iglesia y al
empresariado en general, desde las grandes mafias eléctricas a las
medianas y pequeñas empresas corruptoras o los simples comisionistas de
provincias.
“Quien diga que en un plazo de veinte años estaremos limpios
está absolutamente equivocado y no tiene ni idea de lo que significa
España ni sabe por qué somos una unidad de destino en lo universal”, ha
recalcado el presidente a los periodistas que le recordaban los
numerosos procesos judiciales que se abren cada día contra el partido en
el Gobierno.
Según
explican desde Génova, el Partido Popular cuenta con un protocolo de
seguridad muy sofisticado, “y muy informático”, para evitar que su
porcentaje de sinvergüenzas se sitúe por debajo de un nivel establecido.
Al parecer, cada vez que un miembro del partido es imputado se proyecta
una señal infrarroja sobre el cielo de todas las poblaciones españolas
donde el PP mantiene puestos en las diferentes instituciones.
Inmediatamente los dirigentes que la han visto se ponen a delinquir en
el primer asunto que se les pone a mano, según palabras de los
responsables del sistema. “No es una batseñal pero es de puta madre”,
aseguran." (Toni García, Rokambol news, 17/03/17)
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