"Las primeras reacciones airadas de los
ciudadanos griegos hacia Alemania ya han empezado a hacerse notar, sobre
todo en los servicios turísticos que se prestan a los viajeros
procedentes del país germano y, principalmente, en los que se refieren a
la hostelería.
La inmensa mayoría de los restaurantes
griegos ya disponen de cartas “especiales” para los turistas alemanes,
con precios que oscilan entre los veintisiete millones de euros por una
musaka para dos personas, y casi siete por un café solo.
Las mesas para
alemanes no disponen de sillas, aunque pueden alquilarlas por
ochocientos cincuenta mil euros cada una, patas aparte, así como los
cubiertos, que no salen por menos de millón y medio, sin contar la
servilleta, el cuchillo y el tenedor.
El gobierno griego obliga, además,
a que los platos calientes se sirvan congelados, y los fríos, ardiendo,
que el vino sea agua de fregar bien presentada, el pan tenga la
estructura molecular del granito y que sean atendidos cuando el chef
termine con el resto de las mesas, acabe la carrera de Medicina y
encuentre una buena mujer.
También en los hoteles se ha establecido
un protocolo especial para turistas alemanes, consistente en anularles
la reserva justo en el momento en que se están enjabonando en la ducha,
enviar sus maletas a Burundi o Madagascar, según la frecuencia de vuelos
de ese día, y denunciarles por allanamiento de morada.
Los precios por
habitación doble llegan a los seiscientos millones de euros, colchón,
ventana, suelo, techo y paredes aparte.
Angela Merkel ya les ha recomendado sus compatriotas que se abstengan de tomar café en Grecia" (Rokambol news, 17/07/2015)
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